lunes, 13 de octubre de 2008

A los jóvenes qué nos queda.








Moviendo papeles de un lado para otro, cayó en mis manos un poema de Mario Benedetti, y me pareció un texto punta de lanza interesante para todos los que somos jóvenes y/o convivimos con jóvenes. Es el siguiente:






¿Que les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de paciencia y asco?
¿Sólo grafitti? ¿Rock? ¿Escepticismo?
También les queda no decir amén,
no dejar que les maten el amor,
recuperar el habla y la utopía,
ser jóvenes sin prisa y con memoria,
situarse en una historia que es la suya,
no convertirse en viejos prematuros.
¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de rutina y ruina?
¿Cocaína? ¿Cerveza? ¿Barras bravas?
Les queda respirar, abrir los ojos,
descubrir las raíces del horror,
inventar la paz así sea a ponchazos,
entenderse con la naturaleza
y con la lluvia y los relámpagos,
y con el sentimiento y con la muerte,
esa loca de atar y desatar.
¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de consumo y humo?
¿Vértigo? ¿Asaltos? ¿Discotecas?
También les queda discutir con Dios,
tanto si existe como si no existe,
tender manos que ayudan,
abrir puertas entre el corazón propio y el ajeno.
Sobre todo les queda hacer futuro
a pesar de los ruines del pasado
y los sabios granujas del presente”

A pesar de la información, de las opciones y de las herramientas que tenemos en el Siglo XXI, muchas veces no tenemos criterio propio porque nos lo impone la comodidad. Sirva este poema como aliento a los jóvenes que queremos ser jóvenes, que queremos tener opinión propia, que no queremos ser rebeldes por moda sino por opción, y que reconocemos al futuro como un proyecto común para todos.

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