martes, 26 de mayo de 2009

Ramón Sáez en Público: ¿Los derechos humanos son de verdad universales?


A pesar de que no tengo su permiso expreso, quiero compartir en mi blog el artículo escrito por don Ramón Sáez, magistrado de la Audiencia Nacional de España, en el diario Público el 25 de mayo de 2009. Es un artículo muy interesante a propósito de las últimas decisiones legales que intentan recortar la jurisdicción universal so pretexto de que la Justicia española tiene otros asuntos más importantes. Considero mala fe intentar confundir a la opinión presentando como una causa del mal funcionamiento de la Administración de Justicia la iniciativa de algunos magistrados en procesar crímenes internacionales. Sirva la lectura de este artículo para aclarar dudas y para impedir que se de un paso atrás.

"Varios procesos penales tramitados de manera simultánea en nuestros tribunales por crímenes internacionales han provocado –porque afectaban a poderosos estados del planeta– una reforma legal urgente que limita y desactiva la jurisdicción universal, para evitar, se dice, conflictos diplomáticos y que España se convierta en un gendarme mundial. Ante esa iniciativa es necesario recordar que los derechos humanos son universales, sea quien fuere la persona o el poder que los violente y la condición de la víctima.

La competencia extendida de las jurisdicciones nacionales para la persecución de los delitos internacionales –genocidio, crímenes de guerra, delitos de lesa humanidad– es una conquista reciente, aunque el derecho internacional imponía esa obligación desde hacía tiempo, así en 1949 para los crímenes de guerra. Por ese principio, cualquier Estado puede ejercer su jurisdicción ante ofensas graves a los intereses de la comunidad internacional, al margen del lugar de ejecución y de la nacionalidad del autor o de la víctima. Se intentaba reducir la inmensa impunidad de los crímenes de derecho internacional, los más graves, por su carácter sistemático y masivo, que conmueven la conciencia de la humanidad.

De su mano se ha impulsado una expansión del derecho en la esfera mundial, reconociendo la universalidad de los derechos humanos. Los que se consideran básicos en todas las culturas, porque atañen a la vida, la integridad y la libertad, han de gozar de un mínimo de protección efectiva. Como objetivo, habilitar un lugar a los derechos humanos en el orden global, a ser posible preferente. La jurisdicción universal cuestiona principios de funcionamiento de la sociedad internacional como los de no injerencia y respeto a la soberanía nacional, garantía de impunidad. Tal peligro representa la universalidad de los derechos. Contra la impunidad ha de levantarse una ciudadanía mundial, cuyo sustento sea la humanidad como sujeto de derecho, que a falta de articulación política en la globalización se sienta solidaria ante las peores violaciones de los derechos humanos.

Para ello se ha establecido un sistema de mínima tutela al que deben concurrir todas las instancias e instituciones públicas, tanto a escala nacional como regional, interestatal y supranacional. Es así como puede atisbarse la emergencia de un poder jurisdiccional penal global, con base en la obligación de la comunidad internacional y de los estados nacionales de proteger y dotar de eficacia universal a los derechos humanos, horizonte y compromiso que proclamara la carta de las Naciones Unidas.

Hemos asistido a dos desarrollos de ese proyecto civilizador. La justicia universal internacional, cuya expresión es la Corte Penal Internacional, paradigma de la globalización del derecho. Y el principio de competencia universal ejercido por las jurisdicciones nacionales, manifestación de una globalización que opera desde escalas locales. España se ha convertido en un modelo de jurisdicción extendida al haber acogido dicho principio sin limitaciones, con carácter absoluto, lo que expresa un compromiso fuerte en la persecución de los crímenes más graves y nos sitúa como referente en el derecho internacional y comparado.

El descubrimiento del derecho internacional penal por los jueces nacionales es un hecho inusitado, digno de ser apreciado y defendido porque evidencia la capacidad expansiva de los derechos humanos, el efecto simbólico de su vocación universal que ha permitido avanzar desde su primera y usurera concepción vinculada al hombre blanco europeo y propietario, que excluía a mujeres, esclavos, trabajadores y extranjeros, la gran mayoría de la población. La ciudadanía se ha ampliado a consecuencia de luchas sociales y políticas. Y los derechos humanos han dejado de ser patrimonio del Estado; ahora le obligan. Debemos aspirar a que ningún Estado, ni el más poderoso, pueda librarse de la fuerza del derecho y del deber de respeto a los derechos humanos.

Con esa finalidad se ha reconocido la responsabilidad penal individual y la de los mandatarios y jefes de Estado, superando las inmunidades diplomáticas. Ha nacido un espacio universal de jurisdicción penal compartida, donde interactúan tribunales internacionales y nacionales, en interés de la humanidad. Un orden jurídico internacional plural y complejo en el que conviven, en redes superpuestas, normas y jurisdicciones nacionales, regionales y mundiales. Esa especie de mundialización de los jueces –cuyo caso emblemático fue el asunto Pinochet– que tanto asusta a los gestores de la cosa pública preocupados por los intercambios económicos, es una de las palancas de la globalización del derecho, que las sociedades deben entender como un baluarte frente a la difusión de la barbarie y el desorden.

La Corte Penal Internacional, las prescripciones relativas a los crímenes internacionales y su persecución universal reproducen el discurso del Estado constitucional de derecho en la esfera global, el proyecto moderno del sometimiento de todos los poderes, públicos y privados, al derecho y a los derechos humanos. La legalidad es un mecanismo excepcional para lograr una comunidad internacional decente y equilibrada. En el contexto neoliberal dominado por criterios de interés privado, la aplicación de la legalidad internacional, que articula la capacidad de ordenación del derecho, puede asumir un papel contrahegemónico. La restricción de la jurisdicción universal frenaría ese desarrollo de los derechos humanos, significaría el triunfo de la razón de Estado (de estados delincuentes) sobre la razón del derecho. Una reversión histórica."


lunes, 18 de mayo de 2009

Mario Benedetti: «Cuando me entierren, por favor, que no se olviden de mi bolígrafo»


De su libro"Chau número tres": «Te dejo con tu vida, tu trabajo, tu gente, con tus puestas de sol y tus amaneceres. Sembrando tu confianza, te dejo junto al mundo, derrotando imposibles, segura sin seguro (...) Pero tampoco creas a pie juntillas todo. No creas, nunca creas este falso abandono. Estaré donde menos lo esperes. Por ejemplo, en un árbol añoso de oscuros cabeceos. Estaré en un lejano horizonte sin horas, en la huella del tacto, en tu sombra y mi sombra (...)».

Escritor universal de ideas universales y con sentido de la Justicia, ahora que has atravesado el ocaso, sólo debes acercarte a la sombra del árbol para descansar y dejar a los demás que sigamos tu aliento para trabajar codo a codo, gracias a vos sabemos que somos mucho más que dos.

jueves, 7 de mayo de 2009

A propósito de la Gripe.. y otras pandemias.


Con el permiso de Forges y de "El País", creo que merece la pena colgar este dibujo suyo, los comentarios los podeis hacer vosotros, a mi me deja mudo.

lunes, 4 de mayo de 2009

Human: ¿somos humanos o somos más densos?

Hoy traigo al blog una canción que me ha invitado a pensar: "Human", la interpretan el grupo "the killer" y es bastante pegadiza la letra.

Su estribillo repite insistentemente ¿somos humanos o somos más densos? (Are we human or are we denser?), un pregunta interesante y profunda en los tiempos que corren; a medida que avanza la tecnología y que las relaciones humanas se sofistican hemos iniciado un carrera para estar siempre actualizados en el currículum, sin embargo hemos relentizado las relaciones humanas con las personas que nos rodea porque hay un montón de protocolos impuestos (acercamiento, respuesta adecuada, preparación,... libros para ayudar, para ayudar a ayudar, para ayudar a ayudar a ayudar..). Aquí surge la pregunta, sin llegar a tener una respuesta cierta, ¿hoy somos más humanos-espontáneos-ligeros o somos más densos-controladores-cautelosos?
A lo largo de toda la canción, rodeando al estribillo, se sugieren algunas razones que motivan y nos acercan a la pregunta, son pistas:

"Y a veces tengo nervios cuando veo una puerta abierta... cierra tus ojos, despeja tu corazón Corta el cordón" y añadimos.. conseguimos cortar el cordón?, nos ponen nerviosos las opciones que da la vida (las puertas abiertas)?.. cerramos los ojos de vez en cuando?

"Y tanto tiempo de devoción me enseñó todo lo que se... (pero) di adiós, deséame el bien.. (porque) tienes que dejarme ir" y añado.. es buena la preparación, el conocimiento, la integración en el grupo... pero llega un momento que es necesario el acercamiento directo y sincero a los demás, aun a riesgo de caer mal, pero con la tranquilidad de ser uno mismo, sin modas y protocolos, simplemente uno mismo.

"No hemos recibido mensajes.. déjame saber, está tu corazón todavía latiendo?" y si, está latiendo... a pesar de todo, a pesar de no recibir un mensaje claro, a pesar de todo.. nuestro corazón todavía está latiendo.

En realidad, la canción habla de soldados, habla de cuanto de humano tienen los soldados que están en el momento de combatir, de atacar... pero a veces pienso que formamos parte de un ejército de clones, que nos entrenan a todos iguales, que nos dictan órdenes en favor de un interés abstracto y macroeconómico, y que sin embargo no somos capaces de mostrar inquietud por los que nos rodean, incluso por el compañero soldado que está a nuestro lado.

Tras esto sólo puedo repetir, con ánimo de ser punta de lanza ¿somos humanos o somos más densos?

P.D.: aquí os pincho la canción para que la podáis escuchar, merece la pena.